martes, 19 de octubre de 2010

Bleeding for you - Prólogo


Estaba sangrando. Tenía un mordisco que perforaba la mayor parte de mi costado izquierdo, peligrosamente cerca del corazón a juzgar por el flujo continuo de vida que escapaba de la herida. Sabía que iba a morir, era justo lo que me habían advertido, tanto la pitonisa friki aquella como el loco de Freddy el vagabundo, que acabaría perdiendo la vida por una estupidez. ¿Creéis que escuché esas advertencias? Por supuesto que no, sino no me encontraría en esta situación. Me limité a pensar que la cosa no iba conmigo, que esas “señales del destino” eran pura patraña… hasta que pasan factura.

La niebla de Londres nunca me había asustado lo más mínimo, y un paseo nocturno siempre me resultaba estimulante más que aterrador. Aquella noche decidí que esa era la mejor forma de aclararme las ideas y llegar a alguna conclusión sobre lo que estaba pasando y que ya no podía dejar de ignorar. Quién me diría a mí que sería la conclusión la que me encontraría a mí; o que aquel sería mi último vagabundeo a la orilla del Támesis; o que dedicaría mis últimos instantes de consciencia a pensar en mi prodigiosa estupidez. Podría pensar en mi atacante, que parecía relamerse y degustar mi sangre y carne como si fuera un plato digno del restaurante más snob. Pero mis ojos ya comenzaban a cerrarse…

Tal vez este es un buen momento para volver atrás en el tiempo y contar cómo llegué a esta situación tan delicada ¿no? Total, si cuando vas a morir ves pasar tu vida ante tus ojos, ¿no podría ralentizar un poco la película en los momentos más interesantes? Sea lo que sea que me espere, puede esperar un poco más…